
Pocos entretenimientos dentro del sector del juego físico son más accesibles que las máquinas tragaperras: los jugadores pueden encontrarlas en muchos de los bares y restaurantes del país sin necesidad de acudir a los casinos… y de eso se aprovechaba un grupo de ladrones organizado que ha sido detenido.
El grupo de “ladrones de tragaperras” se servían de la manipulación de estas máquinas tragamonedas para hacerse con los preciados premios.
Pero la Guardia Civil, dentro de la operación llamada “Mergos” (que sigue todavía activa) ha detenido por fin a siete personas presuntamente culpables de estos robos sufridos en las máquinas recreativas.
En total un ciudadano español y seis chinos serán acusados de la manipulación sistemática de máquinas tragaperras para conseguir llevarse la recaudación de las mismas.
Este tipo de grupos son de los más habituales dentro del negocio del juego, ya que se aprovechan de la ubiquidad de este tipo de juegos de azar para lanzar operaciones de recaudación masiva.
De hecho, se calcula que solamente en la comunidad cántabra el grupo de estafadores haya podido sustraer hasta cien mil euros, lo que se deriva en pérdidas importantes en el sector.
Sin embargo, la Guardia civil confirma que los planes del grupo eran expandirse a provincias como Murcia, Valencia, Alicante, Barcelona, Gerona, Huesca, Zaragoza, Guadalajara y Madrid.
Métodos muy sofisticados.
La guardia civil ha informado de que este grupo no solo manipulaba electrónicamente las tragaperras asaltadas, sino que se valía de métodos ingeniosos para conseguir su botín.
Uno de los métodos es conocido como “la pesca” y consistía en la manipulación de billetes de 20 euros que reforzaban y cortaban meticulosamente antes de introducirlos en las máquinas atados mediante un finísimo hilo de plástico: de esta manera los atracadores podían jugar reiterativamente hasta conseguir el premio.