
El sector del juego ha entrado en un nuevo debate en el que las posiciones parecen estar algo encontradas: esta vez la polémica nace del juego en hostelería.
Las máquinas tragaperras en los bares llevan siendo (y todavía lo son) una constante en los bares y restaurantes de toda España… ¿pero es equiparable este tipo de juego de azar al juego en un casino, o bingo?
La nueva ley de juego española baraja, en principio, la instalación de máquinas tragaperras de las conocidas como “tipo B” en los locales de hostelería… la diferencia con las actuales máquinas tragaperras de bares y restaurantes son el tipo de premio, mucho más jugoso.
Así, las máquinas de tipo B se interconectan, dándole al jugador la opción de ganar premios acumulativos mucho más jugosos y atractivos que los de las máquinas típicas de hostelería.
Con esta base, ANESAR lanza una petición muy clara: poner un límite a las máquinas de tipo B en los bares para que el juego de hostelería siga siendo principalmente lúdico.
ANESAR pone como ejemplo la ya existente limitación de las apuestas y premios de las máquinas de tipo B en algunas comunidades autónomas: en estas la apuesta máxima se limita a un euro (similar a lo que ocurre actualmente) y el premio máximo llega a 500 €.
En el otro lado de la balanza se encuentran, por supuesto, tanto los aficionados al juego a quienes les gustaría tener más accesibles sus juegos favoritos, como los empresarios que verían limitadas sus opciones comerciales.
Y es que una máquina de tipo B, además de premios más jugosos sirve también para muchos otros fines relacionados con el sector del juego: apuestas deportivas desde terminal, acuerdos con diferentes operadores para explotar su software a través de la máquina.